sábado, julio 02, 2005

Césped con pulgón

Aquel era el día. Sabía que nuestro equipo iba a ascender de categoría y que yo ascendería a una de mis imágenes soñadas: abrazarle en el césped. Pero no fue así. Al encontrarme con él en el terreno de juego, su indiferencia, sus ojos perdidos en otro lugar, sus palabras escuetas, su presencia insuficiente me dejaron algo inválida, algo desvalida, algo sopayasa delante de dos de las personas que más quiero en el mundo, y mi alma en aquel momento no fue más que el pulgón del césped. Me di media vuelta sin decirle ni siquiera adiós. Sólo tenía ganas de girarme enrabietada y decirle que era el tío más gilipollas que había conocido en toda mi vida. Pero una banderita de plástico cuatribarrada y algo así como un balón de un gol que da el ascenso a un equipo me lo impidieron. Y me fui en busca de alguien que mereciera la pena, y encontré a cuatro, qué suerte la mía, quién me lo iba a decir.
Al día siguiente vi por la televisión como unas máquinas estaban arrasando el césped con el pulgón de mis ilusiones. El comentarista de la noticia decía que lo estaban cambiando para poner césped artificial, digno de un equipo de 2B, claro está que no se puede jugar en un césped comido por el pulgón. Quizás deba adecuar también mi corazón- pensé- porque Laura ha subido de categoría y ha dejado atrás con buen gusto divisiones inferiores que no le pertocan. Tú te has quedado en tercera, yo no. Así que se implantará un corazón artificial, de esos que si los desprecias, se dan media vuelta y se van sin más, que no hacen bumbum con la presencia de nadie, ni siquiera en revisiones médicas con un doctor acechante, de esos corazones que no saben sopayasear, de esos que cuando los tocas, están blandos siempre, como la gomaespuma.

5 comentarios:

aizun dijo...

¿quieres decir que vale la pena tener un corazón de gomaespuma? perdona que te lo diga, pero yo creo que el tuyo puede ser de todo menos artificial, es de esos que se astillan pero que luego se regenera solo, como las encías (dios, que símil más malo... ¡pero es verdad que se regeneran!). O de algodón de azúcar, que crece y crece con cada vuelta; pues eso, el tuyo crece y crece, como podemos comprobar, con cada experiencia.

FELIZ VERANO GUAPAAAAA!!

Bereni-C dijo...

¿dónde dices que venden esos corazones?

L.A. dijo...

Aizun: si mi corazón fuera de algodón de azúcar, me moriría mil veces al día, proque le iría pegando mordisquitos hasta acabar con él. Me quedo con las encías, las astillas y su regeneración, menos estiloso pero más práctico.

Bereni-c, tu nombre me recuerda a Poe... de momento los fabrico a encargo, con restos de colchones, sofás, muñecos y demás. ¿quieres uno?

Anónimo dijo...

A mi me dieron ganas de quitarle es@s larg@s brazospiernas artificiales, y dejarle que se arrastrara hasta su casa (hacia su prado) como cualquier otro pulgón del césped; eso era lo que le pertocaba ser... Un pulgón comehierba de tercera...

Anónimo dijo...

Buf... ¡un poco bestia! Pero lo sentía así... ¿que quereis? ¿tampoco será tan malo comer hierba, no?