viernes, noviembre 19, 2004

L1- Fondo, direcció: Hospital de Bellvitge (parada en Catalunya)

Fondo (silencio)

Santa Coloma (silencio)

Baró de Viver (silencio)

Trinitat Vella (silencio)

Torras i bages
Me bastó un segundo para reconocerlo (para reeconocerlo) mientras apuraba su cigarrillo tirándolo en medio segundo a las vías, puede que encima de algún ratón que se parapetaba estrepitosamente bajo el hierro para no ser arrasado. Es ese, lo sé, su cresta, sus pequeños ojos azules, su apariencia de buen canalla le delatan, sólo me faltó su voz, poco después la conocí, (la reconocí, reeconocí) tan sólo un par de paradas más allá, y su beso... siempre en la mano, como un buen caballero atemporal.

Sant Andreu
Otra vez, Sant Andreu, escaleras arriba, ponerse en el último vagón, en el primero, según el sentido, para verlas, escaleras arriba, sortida Plaça Orfila, todos escaleras arriba, todos menos él [Sabina: todos menos tú].

Fabra i Puig
Final vacío, otra vez, vinal, qué triste, tristal.

Sagrera
Sí, ahí, en el del medio y justo en el medio ¿vale? Nos vamos a la Illa encantada de Camp de l’Arpa a perdernos en su aire denso de hierbas. [¿Qué escribiremos en la pizarra, querido Ambi? Un seis entre paréntesis, peque]

Silencio, besos, silencio. Dos manos que juegan al escondite. Silencio.
Navas (silencio)

Clot (silencio)

Glòries
¿Has visto el pollón ese que están construyendo? De aquí a cincuenta años dirán que es arte, fijo, de ese poscontemporáneo, por ejemplo (contemporáneo, moderno, futurista... ya están pillados)

Marina
Conocimos al hijo de Caín aquella noche, ¿te acuerdas? Y nos perdimos en un callejón sin salida tras un concierto de Extremoduro, mientras seguíamos escuchando los secretos al oído de un borracho dormido. Te robé un pendiente con tu consentimiento, te regalé mi rombo verde, que yace en una caja de madera ahora. El aro se perdió, sigue vivo, rodando por las calles de Marina a su antojo,( ya que nosotros no podemos rodar por las calles ) o quizás no quería acabar en mi lóbulo ni en ninguna caja de madera.

Arc de Triomf (silencio)

Urquinaona (silencio)

Espera,
Catalunya
¿Vamos al Gótico, peque? Tengo que comprar leche de soja, sí, vale, luego vamos a la Plaza Real, a mirar desde nuestro balcón favorito a ritmo de Radio Futura mezclado con el Nabuco... ¿o nos vamos a la verde a perdernos por el Borne?

Da igual, mientras Psique y Ambiental estén juntos, subidos a sus caballos de hierro con tintes de plástico y líneas de colores, rojo, lila, verde, amarillo, azul, llamados L1, L2, L3, L4 y L5.
(mezclado)


Octubre 2004

PD: lo que decía, Vinal, Tristal, “sí”, “era cortito”, “sí”, “lo imprimí”, “ok”.
FIN. VIN. TIN.

Se lo llevaron, se fue

Se lo llevaron, se fue


SE BUSCA: (foto)
Mi amigo Oscar desapareció hace un mes. No sé nada de él desde entonces. Por favor, si lo encuentra, póngase en contacto conmigo. Se ofrece recompensa.


Mi amigo Oscar desapareció, se fue, y en su lugar apareció, vino, su Ausencia, que a golpes de diario, aprendimos a ser amigas.
Su Ausencia, un asiento de metro vacío a mi lado, una butaca de cine sin sentido, un paseo por el Gótico solitario, una carencia de humo con olor a hierbas, una eternidad con final, un descenso de montaña sin meta y sin bicicleta (véase un bello corcel), una parada en Sant Andreu sin desenlace de besos, una tarde sin sabor a café con leche [corto de café y en vaso, por favor].
La creí mi enemiga. Cada vez que aparecía intentaba echarla, y en su defecto, creerla inexistente mirando hacia otro lado, hasta que un día me dijo: “No te engañes querida, una ausencia nunca puede ser una falsa presencia ni un vano recuerdo”. Entonces comprendí que le tenía que dar la mano, la misma que utilizaba anteriormente para golpearla. Y juntas por la calle de la mano se nos veía… Fue ella la que condujo mi mente hacia las visiones que había tenido antes de que se fuera o de que se lo llevaran: Nubes negras descendían acechantes y lo raptaban, ráfagas de viento producidas por el movimiento del metro lo arrastraban, el Capitan Jack Sparrow le invitaba a subir a la Perla Negra… Una huida escaleras arriba por Sortida Plaça Orfila, [Adiós, adéu, nos vemos, cariño, sí, te quiero, ¡ay! no me digas esas cosas que me hago ilusiones. Que llegará un día en que nos bajemos en la misma parada, ¡qué cosas tienes! ¡También podría llegar un día en que te fuera a buscar a tu casa en cohete, no te digo! Corre, que se cierran las puertas, que sí, cariño, adiós, adiós]. Se fue escaleras arriba, huyó escaleras arriba, se lo llevó la inercia de la corriente de aire de Sant Andreu Comptal escaleras arriba. Adiós, adiós.

−Hola laura, ¿cruzamos? (versión I)

Apareció en mi vida repentinamente, pero fue como si juntos lleváramos un infinito a la inversa. Estaba a punto de cruzar un semáforo en un barrio que habitaba en nuestros corazones, cuando lo normal sería que nuestros corazones habitaran en ese barrio, no hace falta decir cual es, y no es porque no quisiera acordarme del lugar. Sus aparentes palabras fueron breves pero eternas, lo bastante breves para sorprenderme, lo bastante eternas como para seguirlas.

−Hola Laura, ¿cruzamos? (versión II)



Apareció en mi vida repentinamente, pero fue como si juntos lleváramos un infinito a la inversa. Estaba a punto de cruzar un semáforo en un barrio que habitaba en nuestros corazones, cuando lo normal sería que nuestros corazones habitaran en ese barrio, no hace falta decir cual es, y no es porque no quiera acordarme. Sus aparentes palabras fueron breves pero eternas, lo bastante breves para sorprenderme, lo bastante eternas como para seguirlas.
−Hola Laura, ¿cruzamos?

La mano
Y me dio la mano. No hizo falta que yo dijera nada, mi mano junto a la suya ya se encargó de decirlo todo. Entonces, te das cuenta del lenguaje de dos manos que eclipsan a dos seres completos, que son lo bastante atrevidas como para juntarse, lo bastante tímidas como para no decirse ni un tinte de media palabra en voz alta. Y no se separaron, pasearon por calles, travesías, pasajes y avenidas. A veces, sudorosas, temblaban, pero la complicidad de su entorno contiguo las tornaba tersas y firmes. Otras veces, cansadas, se separaban parcialmente y unidas quedaban tan sólo por un dedo, por una yema, por una uña rozándose con su par… pero ninguna volvía a tener la valentía suficiente como para separarse por completo de la otra.

Los ojos
Y me dio sus ojos. Más que dármelos, me los regalaba durante contados segundos. En ocasiones me los clavaba, como dos mares convertidos en dos icebergs punzantes. Otras, en cambio, tímidos, esquivaban a los míos sin yo entenderlo, vacilaban perdidos hasta que reposaban en algún punto de un adoquín colocado irregularmente en el suelo de nuestros corazones mientras yo deseaba que en aquel punto se hallara un Aleph. Reposaban pero inquietos, además, en la hoja que caía de algún plátano, en la divertida risa de algún niño que en ese instante, absorbía la contaminación del ambiente haciéndose dueño de la acústica del mundo. Hasta que mi deseo de que esos ojos de deslizaran hacia otro lugar, se hizo material cuando confluyeron en un lugar cercano pero perdido, donde nuestras manos jugaban al escondite.


La boca
Y me dio la boca, sus labios, mejor, que no se atrevían a pronunciarse y no sabía como provocarle para que lo hicieran. Sus posiciones oscilaban, se rozaban entre ambos fabricando una mueca seria, que al mirarme sonreían, igual que sus ojos, igual que sus manos. Su lengua los humedecía como castigo por haberse quedado secos al no utilizarlos, y yo esperaba a que se movieran, a que con un dulce y armonioso ritmo nos envolvieran en un compás imposible, uno uno.

Su pensamiento
Y me dio su pensamiento, pero, ¿sabéis qué? A cambio del mío. Y no sus palabras, porque no hacían falta. Lo que creía, creíais, que había pronunciado antes de cruzar, no lo hizo, no era sino una mera ilusión de conexión, me lo dijo con su mano, mi cuna, me lo dijo con sus ojos, mis mares, me lo dijo con su sonrisa, mi acertado error infernal, siempre. Las cuerdas vocales entre nosotros, no tenían sentido alguno, eran tan sólo un adorno más, porque… en un lugar cercano pero perdido, donde nuestras manos, nuestros ojos y nuestros labios juegan al escondite, cada noche nuestras mentes, traviesas, planean hacernos una zancadilla para que caigamos, para que nos levantemos y para que crucemos juntos el puente azul, donde…

donde tú y yo nos encontraremos.



"Miraré a tu sombra si no quisieras que te mire. Quiero estar donde estará mi sombra, si allí estuvieran tus ojos"(José Saramago) dice:
mmmm....¿y mi interpretación de tu persona frete a la suya es correcta o simplemente falsa apariencia'??
<>Psique<> Pero se asustó -Cómo te retumba el pecho! -Tranqui, sólo es mi maltrecho corazón... dice:
¿en qué sentido?
"Miraré a tu sombra si no quisieras que te mire. Quiero estar donde estará mi sombra, si allí estuvieran tus ojos"(José Saramago) dice:
mmm...no sé me a parecido...no sé una conexión
"Miraré a tu sombra si no quisieras que te mire. Quiero estar donde estará mi sombra, si allí estuvieran tus ojos"(José Saramago) dice:
no sé, un tanto mas íntima, más armónica que la amistad
"Miraré a tu sombra si no quisieras que te mire. Quiero estar donde estará mi sombra, si allí estuvieran tus ojos"(José Saramago) dice:
incluso más armónica que el amor
"Miraré a tu sombra si no quisieras que te mire. Quiero estar donde estará mi sombra, si allí estuvieran tus ojos"(José Saramago) dice:
incluso más armónica que el deseo
<>Psique<> Pero se asustó -Cómo te retumba el pecho! -Tranqui, sólo es mi maltrecho corazón... dice:
es lo más armónico que he vivido
"Miraré a tu sombra si no quisieras que te mire. Quiero estar donde estará mi sombra, si allí estuvieran tus ojos"(José Saramago) dice:
tan armónica como la armonía propia

miércoles, noviembre 17, 2004

Rodeada

Y el deseo lejano, y la soledad próxima y la ignorancia en termino medio, lo justo para que mate. El apoyo de al lado y el silencio que lo dice todo, y la impasibilidad de enfrente. Debajo... beaucoup de choses! La presión de encima, las risas en diagonal, la sonrisa paralela... el sueño de detrás.
Y el de más allá finge, detrás de esta pared, llora. Que se elimine lo falso, que viva la verdad aunque hiera. Que se acabe lo interior y que surja de ahí dentro algo que impulse a fuera, a caerse en una profundidad que ya no lo será cuando llegue al fondo. Y que trepe por el vertical de la pared que rodea, hasta que llegue arriba yacer en el horizontal.

martes, noviembre 16, 2004

caída I

Me caí lentamente de un rascacielos, confié en mi corazón alado (dicen) sin pilas, con lo que me ha costado subir el millón de escalones ─pensé─. Saqué del bolsillo mi paracaídas cóncavo roído por los ratones del desván, mi parapente cuadrado de madera, mis hélices de papel.