viernes, julio 28, 2006

Hoy la cosa empieza bien...

...más que nada porque no le despierta a una todos los días el cartero llamando al interfono y preguntando por La Maga.

- ¿La Maga?
- Sí, tengo una carta certificada para ella. Es Córcega 16, ¿no?
- Sí, ahora bajo.



La abro, sabiendo perfectamente de quién es la carta, reconozco al instante la letra, redonda y bonita. Me acuerdo en ese momento de un girasol de peluche, que siempre mira al sol, esté o no, que no da pipas, que siempre reluce. Giraluna.

¿La abro? ya está abierta. No sabía que dejaran trabajar en correos a los cronopios.

Julio Cortázar: Narraciones y poemas. De viva voz.

Pasa un buen verano y sé feliz.

La verdad, es que desde hoy, un poco más. Gracias.

jueves, julio 27, 2006

Caixa Catalunya patrocina una clase de literatura maguinal



Es curioso. Trabajo de promotora de Caixa Catalunya haciendo el carné universitario en el Centre Superior de Dietètica i Nutrició. Pero esto no es lo curioso, sino que el recinto, antes, era un manicomio.

Me paseo por la clase vacía pensando en que soy la profesora y doy una asignatura magistral sobre Literatura. Hoy, el elegido, como no, es Julio Cortázar. (En estos momentos el asistente del Word me indica que estamos en julio, gracias, no había caído).

Hablo a los alumnos (mis alumnos dibujados) sobre cuentos y más cuentos, les cuento uno. Me interrumpen: shhht estoy haciendo una clase. Pero… vengo a hacerme el carné universitario. Ah, sí, claro, es aquí, pasa, siéntate, ¿cómo te llamas? ¿Laura? Anda, otra tocaya, ya han pasado tres por aquí hoy. ¿Por dónde íbamos queridos alumnos de aire? Ah sí, Rayuela, el final en un manicomio, donde trabajan Horacio, Talita y Traveler, entre otros. Los piolines, las cuerdas, las trampas. Hace un sol increíble, pero sólo entra un rayo por la ventana del fondo.

Me asomo, a la ventana, se entiende, no al rayo. Decíamos: me asomo a la ventana y busco a Talita, si las cuentas no me fallan debe de estar ahí abajo dibujando una rayuela, pero no está, las tizas no pintan sobre la hierba verde. En cambio, veo edificios preciosos, parece un palacete en vez de un manicomoio, hay masías, una iglesia con tintes góticos, torres (¿de vigía?). En ese momento me acuerdo de cuando mi madre cuenta que el principal motivo de diversión y a la vez de miedo para los niños de santa Coloma de hace cincuenta años, era ir al manicomio de Torribera. Los más atrevidos se tiraban por el terraplén para llegar a las vallas del recinto, ávidos de ver a algún loco desnudo pegando gritos. Ahora ya no se puede, porque no hay terraplén ni vallas, hay una autopista que delimita totalmente la zona, pero en cambio hay un puente transparente (a loco que se interna, puente de plástico -transparente y rojo-).

Suenan las campanas, ding dang dong, será que a los locos también nos hacen ir a misa.

El alumno que está más cerca de la ventana y cuya cabeza está alumbrada por el rayo de sol me avisa de que hay un tumulto de gente abajo mirando hacia nuestra clase. ¿En serio? Voy a ver. Lucía, baja. ¿Cómo voy a bajar? Esperad a que termine mi clase magistral de Literatura. Un poco de respeto, por favor. Ya no se respeta nada, le digo a mis alumnos. Lucía, haz el favor, sal de ahí, baja de ahí, anda. ¿Eres…Etienne? No, soy Ossip. Ah… desde aquí me había parecido otra cosa. ¿Y Horacio? ¿Horacio? ¿De verdad que no lo sabes? No, pero bueno, da igual, esperad a que acabe mi clase y ya hablamos, joder. Fue a buscarte a Lucca, y a Montevideo, después acabó en Buenos Aires con aquellos dos amigos suyos de los que hablaba a menudo, Talita y Traveler, ¿Te acuerdas? Bajate de ahí, Lucía, te harás daño. ¿Cómo me voy a hacer daño si estoy en una clase de Literatura? ¿Qué dices, que Horacio fue a buscarme? Ha perdido facultades, ya no es el que era. ¿Y ahora dónde está? No está. ¿Cómo? Que no está, Lucía.

Espero dos minutos, miro hacia los lados, y al fin digo: ah... entonces bajo por aquí mismo, agárrame, que voy. Oigo como algún alumno de la clase dice: Plaff, se acabó.

miércoles, julio 26, 2006

Vaig tornar a mirar l'Aleix


Baixava per Sant Francesc parlant de qualsevol cosa. I el vaig veure a Prat de la Riba, i em va veure a Prat de la Riba, i ens vam mirar. Va ser només un segon. Vaig sentir un llamp a l’estómac. Corregeixo: Vam sentir un llamp a l’estómac. I ens vam mirar dues mil·lèsimes de segon més, sobtats i espantats. Va esclatar el primer coet, d’aquests que porten focs d’artifici. Vam mirar al cel, i ens vam sobtar i espantar. Vam girar el cap ràpidament, cap a un altre lloc. Vam deixar de veure’ns a Prat de la Riba, jo carrer avall i ell, quiet.